lunes, 23 de julio de 2012

Masaje para la 3era edad

El masaje geriátrico es una forma de manipulación que satisface necesidades específicas del anciano. Se realiza con las manos para masajear los tejidos blandos y mejorar la circulación sanguínea, los movimientos en general y el dolor. El movimiento activo y pasivo de las articulaciones puede formar parte del masaje. 

Los ancianos sufren, frecuentemente, padecimientos relacionados con la edad, como parkinson, artrosis, diabetes o enfermedad coronaria que originan problemas circulatorios y actividad física limitada, ansiedad, depresión y soledad. El masaje les ofrece una mejor calidad de vida al ayudarles a mantener su salud, recuperar algunas funciones físicas y aliviar la ansiedad y depresión.

Además, aumenta la circulación sanguínea en diabéticos para evitar complicaciones, como úlceras en las piernas y gangrena; mejora la circulación linfática al eliminar sustancias tóxicas del organismo, la calidad y duración del sueño y dolores diversos; acelera la recuperación de lesiones, produce relajación física y mental, y aumenta la autoestima.

Se emplean las mismas técnicas básicas que en el masaje general, en sesiones breves, de 30 minutos, aproximadamente. Los movimientos suaves, confortables y relajantes alivian la tensión muscular, corporal y mental; los pasivos, con estiramientos suaves de hombros, piernas y pies favorecen la movilidad y flexibilidad articular; ocasionalmente, se emplean movimientos más fuertes, como fricción y presión.

El masaje geriátrico no produce efectos adversos, pero no debe emplearse si hay fracturas, áreas inflamadas, hematomas, úlceras de decúbito abiertas o sin sanar, venas varicosas, cirugías recientes, dolor agudo importante, trastornos cardíacos, algunos tipos de cáncer, antecedentes de formación de coágulos sanguíneos o tratamientos farmacológicos con anticoagulantes, ya que aumenta el riesgo de sangrados bajo la piel. Si es vigoroso, puede asociarse a sangrados de órganos vitales, como el hígado, y a la formación de coágulos sanguíneos. Al impartirlo debe tenerse mucho cuidado y, de preferencia, deberá ser indicado por un médico que conozca al paciente.

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